AUTENTICA COCINA CHINA PARA SENTIRSE MANDARIN

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En el restaurante «Río Azul», que se instaló en Barcelona hace casi 40 años, se puede degustar comida realmente china y organizar un festín digno de mandarines. El local prepara un espectacular pato pequinés. Aquí el comensal tendrá una valiosa experiencia si se deja dirigir y no compara precios con los otros restaurantes chinos de la ciudad. No es que «Río azul» sea caro, sino que tiene productos y platos que son difíciles de encontrar. Por ejemplo, abalones, especie de ostra china muy cotizada que proporciona un placer gustativo muy particular. Este apreciado molusco, que es de las familias de las lapas, se encuentra en este establecimiento en conserva y fresco. Un marisco que está de moda en Asia y que es muy valorado, especialmente en Hong Kong-por una pieza natural de grandes dimensiones se llego a pagar hasta medio millón de pesetas.

Wing Fai Ip, director del restaurante, trae el abalone del lejano oriente para los paladares catalanes. Es el único restaurante en España que sirve el abalone natural. También existe la versión en conserva, pero no es lo mismo. La pieza natural requiere 18 horas de cocción a fuego lento, además de mucho cariño y un poco de jamón serrano y pollo para que adquiera sabrosura. De abalones hay muchos y de diferentes tipos. Aunque el sabor es el mismo, se cotizan más los de mayor tamaño, con los que se pueden satisfacer hasta una veintena de comensales.

 

Wing Fai vino a Barcelona procedente de Hong Kong en 1978, cuando tenia 20 años. Era cocinero en China y cocinero siguió en Barcelona, primero en restaurante que su hermana tenía en la ciudad y más tarde en su propio negocio, uno de los primeros restaurantes chinos de Cataluña. Con el tiempo y mucho trabajo, explica Wing Fai, «Río azul»se ha convertido en un restaurante de prestigio en Barcelona, frecuentado por personas de popularidad entre actores, cineastas y aristócratas. Por no hablar de los diplomáticos y empresarios orientales que hacen escala en la calle Balmes durante su estancia en Barcelona. La galería de fotografías así lo prueba.

Pero lo que más orgullo les da es que los clientes repitan. «Para que la gente confíe en nosotros se ha hecho mucho trabajo». Y es que no todos los restaurantes chinos son iguales. Aquellos que acuden al restaurante por primera vez, asegura Wing Fai se ven sorprendidos por una carta «diferente». «Explican que acostumbran a frecuentar restaurantes chinos, pero que no conocen los platos que ofrecemos en la carta».

Con la cocina cantonesa por bandera- con sus especialidades del pato de Pekín, el pescado cocinado al vapor «para que no pierda sus propiedades y sabor» y la trampa china Dim-sum, de elaboración propia. El resultado, «una carta muy selecta, con platos sofisticados que se va renovando».

Además Fai destaca las agujas de oro, una seta muy valorada en China, la medusa y los guisos a base de aleta de tiburón uno de los placeres más refinados de esta cocina oriental. Fai se enorgullece de organizar anualmente el Festival de Comida China, el único de estas características que se celebra en España. El local tiene una decoración sobria, con soberbios cuadros en sus paredes, obra de un desconocido pintor chino.

 

Wing Fai dejó atrás cuando decidió venirse a Barcelona una ciudad desbordada en vitalidad. En Hong Kong-que significa «puerto perfumado»-los restaurantes ocupan edificios enteros, como si fueran grandes almacenes. Pero no lo echa de menos. Asegura que su vida está aquí. Con su negocio y su familia. Para seguir innovando en la cocina cantonesa y traer a Barcelona los tesoros del mar oriental

 

 

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